Comienzo con esta sección, que va dedicada a lo que yo considero las escenas más cautivadoras de la historia del cine. Evidentemente mi criterio puede diferir del resto de internautas que visitan este blog, así que estaré muy interesado en sus opiniones para futuros artículos.
1979. Stalker. Cinta amada por algunos y odiada por unos cuantos más, no soy yo quién para opinar a favor de unos o de otros. Sí es cierto que el argumento se desarrolla de forma lenta y que en algunos momentos el sentimiento de sopor puede amenazar a espectadores impacientes.
La escena que nos incumbe es la que precede a los créditos finales, y en ella se nos muestra a una niña (la hija del protagonista y que únicamente aparece en este acto), que se concentra para desplazar por telequinesis dos vasos que se encuentran en el extremo de una mesa mientras que se escucha de fondo un fragmento de la novena sinfonía de Beethoven, entremezcándose con el sonido de los trenes. La cámara se concentra únicamente en la niña, que permanece con la cabeza apoyada en la mesa y con una expresión facial que a pocos dejarán indiferentes.
Si queréis echar un vistazo a la película (algo que no recomiendo si os gusta el cine americano), comentaros que no está doblada al español, pero sí hay versiones traducidas que circulan por ahí y que podéis conseguir con cualquier programa P2P.
No hay comentarios:
Publicar un comentario